Habréis oído mucho hablar de la autenticación en dos pasos, esa solución definitiva para que nuestras cuentas de servicios de internet sea más segura que Ford Nox y más de uno os habrá intentado comer la cabeza con sus maravillosas ventajas (sobre todo si un maquero posturero).
Lo primero que hay que tener claro es qué es eso de la autenticación en dos pasos, bueno pues es algo tan sencillo como dar tu número de teléfono para que cualquier modificación que hagas en tu perfil tengas que confirmarla a través del teléfono... una gran idea ¿o no?
Lo siguiente que hay que preguntarse es qué implica dar tu número de móvil a estos proveedores, un dato que ellos saben que es real porque lo has tenido que confirmar con tu propio móvil y que muchas veces usan para ofrecerte trampas de servicios premium y como pulses por error donde no te conviene puedes terminar estafado.
También tendrás un control sobre ti que ni se hubiera imaginado Orwell en 1984, tu gran hermano de bolsillo, con geolocalización, posibilidad de escuchar tus conversaciones o activar tu cámara para ver que estás haciendo.
Y pensarás: "si yo no voy a hacer nada malo", un problema es definir que "es hacer algo malo", concepto que cada vez se amplía más, por ejemplo ya hay muchas cosas que no se pueden decir si no quieres terminar a la sombra (y cada vez serán más hasta declarar obsoleta la libertad de expresión) y por otro lado tus datos son algo mucho más valioso de lo que eres consciente.
Estos días Yahoo ha demostrado su inutilidad ya que, a pesar de exigir el móvil para crear una cuenta, ha sufrido un grave ataque dejando los datos de sus usuarios al descubierto (ahora les vendrán todo tipo de timos premium al móvil).
El problema es ese, es el zorro cuidando de las gallinas.